¿SARS-CoV-2 funcional a ID2020?

En mi opinión, es muy válido pensar que la enfermedad COVID-19 está directamente relacionada con el propósito de la MetaÉlite, de marcar por medios bioelectrónicos a la población mundial, dada la aceleración evidente en la implementación de su agenda de dominio absoluto, el sueño más caro del totalitarismo.

La inmensa mayoría de los medios masivos en el mundo se está encargando de mantener asustada a la gente, remitiéndose a hablar de «coronavirus» y contando obsesivamente los detectados, los hospitalizados y los muertos, entorpeciendo el acceso masivo a la comprensión del cuadro grande que puede mostrar lo que muy probablemente está ocurriendo. Ver sólo un árbol no es incompatible con observar alternativamente, el bosque.

Del mismo modo que el 9/11 no fue un «atentado de los terroristas musulmanes», tampoco el SARS-CoV-2 es un «nuevo virus que apareció accidentalmente en Wuhan». La información seria existente en la red permite a quien quiera investigar, darse cuenta de que la responsabilidad en el atentado de 2001 le cabe al Poder de Facto planetario, oculto, que con enormes recursos mostró una vez más -esta vez en suelo estadounidense- su absoluto desprecio por el género humano. Cualquiera puede saber al día de hoy que un Boeing 757 (si es que fue eso lo que golpeó cada torre) no hace caer un edificio como esos, pero sí lo consigue el explosivo de alto poder que previamente se habría instalado en sus bases, así como el uso de «termita» como elemento incendiario para cortar y aún derretir el metal de la estructura.

De modo creciente con cada día que pasa, podemos encontrar también suficiente información que nos permite saber que hace años diversos equipos científicos, como el que dirige el Dr. Ralph S. Baric de la Universidad de North Carolina y que publica desde el año 2003 acerca de esto, vienen manipulando coronavirus similares de origen animal, buscando obtener virus recombinantes quiméricos, es decir, combinación artificial de partes de genomas de dos o más virus similares para obtener las denominadas Gain-of-function, o un nuevo virus con capacidades superiores a sus predecesores en transmisibilidad y virulencia. Ciertamente, quienes llevan a cabo esta clase de investigación y desarrollo en ingeniería genética, siempre dirán que su propósito es prever la aparición de patógenos peligrosos, creando los suyos en laboratorios -debidamente controlados, señalan- para así poder crear también la cura ante alguna eventual pandemia que en el futuro «pudiese ocurrir».

No resulta viable simplemente obviar la relación entre la «pandemia» de la que hoy todos los medios hablan, y el ejercicio en mesa denominado Event 201, de Octubre 18 de 2019 (?) http://www.centerforhealthsecurity.org/event201/ o el retiro de la financiación pública en EE. UU. el año 2014 a las investigaciones sobre coronavirus recombinantes, por su evidente riesgo de generar una pandemia, o la nítida declaración de Bill Gates en Marzo de 2015 https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=6Af6b_wyiwI&feature=emb_logo advirtiendo de la «aparición próxima» de una epidemia provocada por coronavirus, que «podría venir de bioterrorismo»…, ¿como los terroristas del 9/11, que resultaron ser meros tontos útiles para cubrir a la mafia del Poder Real en la superficie del planeta?

El llamado de Bill Gates es que si, a diferencia de principios del siglo XX cuando tuvimos la llamada gripe española, «disponemos de muchos medios científicos y tecnológicos, mapas satelitales, avances en biología que permiten fabricar drogas y vacunas, debemos ponerlos al servicio de un sistema mundial general de salud«.

Por cierto, la Fundación Bill & Melinda Gates coorganizó el Event 201 y Microsoft es socio fundador de ID2020, la poderosa iniciativa que se propone crear un sistema de identificación digital que almacene una gran cantidad de información personal «y que vaya más allá de los límites de los gobiernos nacionales«.

En efecto, id2020.org declara un propósito aparentemente encomiable, al resaltar el hecho de que millones de habitantes en los países pobres carecen de un sistema confiable de identificación personal incluyendo la inexistencia del mismo, lo que tiene severas consecuencias de acceso de esas personas a todo lo que es común para un ciudadano de los países con mayor desarrollo, basando en este argumento su propuesta de generar «un sistema de identificación digital global, para hacer un seguimiento de los refugiados y las personas sin identificación en los países en desarrollo».

Por supuesto, su idea es instalar una identidad digital en toda la población mundial y, en un artículo publicado por ID2020 en 2018 se refieren a que «la vacunación masiva es la manera perfecta de introducir la identidad digital en el mundo, de sobremanera en los bebés puesto que», señalan, «proporcionarles a los niños una tarjeta de salud infantil digital les daría una identidad digital única y portátil desde la infancia. Y a medida que los niños crecen, su tarjeta de salud infantil digital se puede utilizar para acceder a servicios secundarios, como la escuela primaria, o facilitar el proceso de obtención de credenciales alternativas. Es decir, de ocultamiento de sus intenciones no se les puede acusar.

Las formas concretas de introducción de estos marcadores bioelectrónicos en el cuerpo de cada persona pueden variar, pero una de ellas es, por ejemplo, la llamada «tatuajes de puntos cuánticos» que ha desarrollado el equipo del Profesor del MIT Robert Langer y cuyo estudio publicó, en un artículo de Diciembre de 2019, sobre el uso de esta tecnología para identificar a las personas que recibieron una vacuna a través de una tinta que han creado y que se puede incrustar de forma segura en la piel junto con la vacuna en sí, y que sólo es visible usando una aplicación y filtro especial para la cámara del teléfono inteligente. Agrega en ese comunicado que «es posible que algún día este enfoque ‘invisible’ pueda crear nuevas posibilidades para el almacenamiento de datos, la biodetección y las aplicaciones de vacunas que podrían mejorar la forma en que se brinda atención médica, particularmente en el mundo en desarrollo». Lo de «algún día» y de que sólo sea para mejorar la atención médica, para mí es como creer la versión oficial del 9/11 y de la aparición natural del SARS-CoV-2 en China.

En estos días de reclusión en casa para media humanidad, empatizo con quienes puedan sentirse comprensiblemente asustados y sobrepasados por esta inédita circunstancia, porque está fuera de duda la existencia y circulación del patógeno o cluster de patógenos que en su desesperación esa gente subhumana de la MetaÉlite ha soltado en China o que tal vez ha activado en diversos puntos del planeta.

Sin embargo, el enorme tamaño de esta crisis me hace pensar que la oportunidad implícita es también muy grande. Muchas veces en la historia conocida nos ha ocurrido aquello de dejar a un lado nuestras endémicas diferencias, desconfianzas, descalificaciones y rivalidades, para unirnos ante una adversidad que sentimos mayor que todo lo antedicho.

Esa actitud nuestra de hacerle el juego todo el tiempo a aquel enorme Poder Real sobre el planeta, esa insoportable conducta de «agachar el moño» y acceder a la voluntad de aquella Súper Élite, que se solaza viendo cómo nos indisponemos y nos enfrentamos los unos a los otros, las Naciones de la Tierra, en vez de hacer lo único esperable en una persona adulta, como es el que aprenda a hacerse cargo de sí misma, tal vez se vea finalmente remecida por los acontecimientos que están afectándonos a todos y que ya deja muy poco espacio para el egoísmo clásico que nos hace desear que cualquier «cosa mala» sólo les ocurra a «los otros»…, a «cualquier otro».

Esta es sin duda una gran oportunidad para aprender la lección de que juntos podemos conseguir lo que jamás conseguiremos separados. Es tiempo de probar nuestro valor, que nunca desapareció sino que estaba desarticulado, al igual que nuestra condición gregaria, nuestro sentido de pertenencia a una sola y misma especie, la especie humana.

Aquél Súper Poder oscuro que sojuzga desde siempre a la humanidad, sólo ha podido hacerlo porque nos hemos dedicado a pelear entre nosotros. Aquél Super Poder oscuro no tiene una sola posibilidad de salirse con la suya si tan solo decidimos no permitirlo.

Abril 2020.-

Publicado por

Carlos Ramón Silva

Escribo para desahogar. Es mejor que predicar en el desierto.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s